Pensar la interfaz desde el espectáculo

Las pantallas están tan incorporadas a nuestra vida cotidiana que ya ni siquiera las advertimos. De tan naturales no advertimos que vivimos en un mundo de pantallas. Todo le corresponde hoy a la interfase, a la desaparición, a la velocidad y al espectáculo. Al margen de lo actual, el artículo pretende aportar nuevas perspectivas en torno a temas vinculados a la usabilidad. Propone en definitiva, pensar la interfase desde el espectáculo.

Habitamos un tiempo determinado por el vínculo entre artefactos técnicos y comunicación. En él, todo tiende a desaparecer. Desaparece todo. Desaparece la actualidad de los artículos que escribimos y publicamos, desaparece el software, desaparecen las imágenes en la pantalla, desaparecen las informaciones que aparecen en exceso, desaparecen y se transforman las ciudades y desaparecen millones de otras cosas que es imposible describir. ¿Qué aparece a cambio? Aparece de todo, pero entre otras cosas y lo más peligroso, aparece el doble de todo lo que desaparece. Aparecen el doble de nuevos artículos, aparece el doble de software, aparece el doble de tecnología, aparece el doble del hombre, aparecen el doble de imágenes que tienden a su vez a la desaparición, con un aire de espectacularización que comienza su fase de profundización en especial y sobre todo, a la luz del giro digital. Es decir, que esta forma de producirse la actualidad, nos hace perder aquello que antes disfrutábamos como algo semi-permanente.

Claro, es que el mundo nos propone que disfrutemos de todo cuanto nos rodea, es decir, de todo cuanto aparece. Pero ya ni siquiera nos da tiempo a verlo o adquirirlo, que ya lo hace desaparecer. Nos seduce y luego nos priva de lo que nos seduce. Estrategia fatal pero aparentemente efectiva. A usted lo hacen correr tras de las imágenes, tras del nuevo software, tras de la información, etc, usted está en un mundo donde le gusta tal o cual cosa porque le gusta a todo el mundo. Usa tal o cual programa porque lo usa todo el mundo, etc. Y en definitiva no vale un juicio de valor sobre su conducta, porque no hay tiempo para otras cosas. Es decir, usted y su conducta, están justificadas. Así que usted lo compra todo y lo ve todo, o por lo menos cree hacerlo. Quizá se sobreentiende pero tengo que decirlo, todo esto pertenece al auge del fenómeno virtual. Ahora ya no podemos ni siquiera hablar de lo social, porque también tiende a la desaparición. Lo social desaparece y comienza a ser sustituido por lo virtual. Ya no interesan nuestros cuerpos sino que interesa aquello que aparece en la pantalla. Lo que viaja por usted es la clave del asunto. De esta manera, todo lo resolvemos hoy mediante pantallas, imágenes, textos y archivos. Pantallas de televisión, pantallas para acceder a nuestros programas en el pc, pantallas en el cine, pantallas en el hall del cine, pantallas en el ipaq, pantallas en los bares, pantallas en el notebook, pantallas transparentes del teatro sin pantalla, pantallas que parecen no ser suficientes, que ahora el auge de los mensajes de texto trajo el auge de las pantallas del celular! ¡Cuántas pantallas! Demasiadas, y esto no es nada. Usted no ha visto nada! Esto es sólo el comienzo de una era de pantallas y espectros que está a penas en construcción. La cuestión es que usted esté pendiente de la pantalla, esa es la clave. ¿Está usted pendiente de las pantallas? ¿No puede vivir sin una pantalla? Bien, entonces este artículo es ideal para usted.

Lo real es ya una pantalla, o para decirlo de otro modo, ¿cómo distinguir a esta altura, real de simulación? Antes teníamos al cine en el cine, la televisión en la televisión, la música en la radio, el arte en el museo, el texto en el libro, la foto en la foto. Hoy tenemos al cine en el pc, a la televisión en el pc, a la radio en el pc, a la foto en el pc, al texto en el pc. Pero claro, tenemos más que eso. Porque tenemos fotografías, obras de arte, fotos de los nenes, web de los nenes, fotos de la suegra sacándole fotos a los nenes, en fin. Imágenes adentro de imágenes en una cadena interminable e indescriptible de juegos analógicos que fascinan. Usted ahora tiene pantallas y entonces, lo tiene todo. Diversión y trabajo en el mismo aparato. ¿Qué más puede pedir? Todo eso además, intercambiándolo con todo un montón de otros desconocidos en la red. Ya le dije que hay más. Pantallas en el celular, mensajes de texto, mensajería instantánea y todo tipo de comunicación efectiva y completamente seductora en pantalla. El mundo fascina y cada vez se parece más a Disneylandia. Es más, seguro usted ya se dio cuenta que ahora Disneylandia no está adentro de Disneylandia sino afuera. El mundo se ha convertido en una ficción, en una pantalla, en un espectáculo, en un reality show bastante más sofisticado que el que vivió el propio Jim Carrey en The Truman Show!!! Al margen, lo que intento explicarle no está ni siquiera en este artículo, porque se trata de la profundización del espectáculo en la era del giro digital. Ya le escribiré acerca de eso.

Todo está vinculado con todo. Ya no importa con quién se comunica, lo importante es que se comunica! Usted ya lo sabe, lo tiene todo a un clic. Claro, y con eso, libertad absoluta para elegir y seleccionar contenidos, acceder a información digital de todo el mundo; desde el dipló hasta El país de Madrid, la información se presenta hasta el exceso, hasta que el usuario diga basta…ya estoy informado!! Pero, ¿cuándo se da cuenta el usuario de que ya está informado lo suficiente y que pasó del estar extremadamente informado, a estar extremadamente controlado por el exceso de información? Interesante. Cuestión de la desaparición, que por supuesto fascina, con todos esos efectos increíbles, logrados de forma hiperrealista con los programas que todos desarrollamos. El mundo está tan espectacular que hasta parece mounstruoso. Frankenstein no es sólo un viejo relato del pasado, se vuelve una predicción digna del propio Nostradamus. Desarrollemos programas, tecnología, inteligencia artificial, clonemos, mejoremos, progresemos, así pronto Frankenstein tendrá el poder. Pero, no seamos fatalistas. Todo sigue aún bajo control.

Ya lo comprobamos, las pantallas nos rodean. Llegamos incluso hasta las pantallas de los celulares, una de las últimas –o las primeras- de las que quiero comentar. Fascinante forma de la comunicación; es la cristalización de una era de la comunicación absoluta. El celular y los mensajes de texto han revolucionado este mes que pronto desaparecerá. Desaparecerá para que aparezca una tecnología que la mejore, que la supere, que nos haga más felices. Somos libres. Tenemos el último celular con la pantalla más grande, para poder filmar al nene, sacarle fotos a la suegra y por supuesto, para mandarle mensajes de texto a cualquiera, no importa a quien. Hay que estar además de todo, a la moda. Tenemos que aprender a abreviar además, palabras que ya estaban deformadas para poder escribir más y más rápido, más y más mensajes. Y por supuesto, por favor, deje por un momento de mirar la pantalla y la letrita para enviar el mensaje, porque puede tropezar, o chocar a alguien, o perder el vuelo, o simplemente quedar un poco lelo por un rato. La tecnología se junta con la comunicación y el coctail no solo es una bomba de tiempo, sino que rara vez lo advertimos.

Pero claro, a veces de tanta pantalla no nos damos cuenta del mundo real; de ese mundo que se nos aparece sin pantallas y que ya no está; o está tan parecido a lo que aparece en las pantallas que ya no lo distinguimos. Es más, está mucho mejor el mundo de la pantalla que el real. En el real a veces está nublado o llueve, o hay vendedores insoportables que llaman a cada rato; o hay acreedores, en fin. En el mundo virtual siempre todo es mucho mejor. El sueño individual está llegando a su momento de plenitud, usted ante su pantalla teniendo la posibilidad por su propios medios de desarrollar sus propias bellezas programadas y mirarse en ese espejo de la creación cual narciso en el lago. La pantalla es provocadora. Nos provoca. Que tiempo tremendo! Estamos super-informados, sabemos todo, miramos todo, aunque no sé si vemos todo….todo pasa a mucha velocidad en la pantalla como para que nuestra percepción lo capte todo. Ahora, hay un orden de las imágenes en la pantalla que nos pide más atención, la suficiente para ser dignos de tantas y tan fascinantes imágenes. Por cierto, el 1º de mayo será el estreno mundial en cine de El código Da Vinci, me imagino que ya compró su entrada, ¿no? ¿Qué está esperando? Corra! Luego, ¿de qué hablará? Esta es además una era del retoque fotográfico, de la reparación que empieza en el Photoshop y termina en el quirófano. Gracias a la tecnología podemos rejuvenecer. ¿Usted quiere la cara de Michel Jackson o de Micky Mouse? Ahora la puede tener! Aunque claro, después puede quedar pasado de moda si a Michel se le ocurre hacerse un retoque más. Estética de la desaparición, ¿lo ve? Pero, hay más. Me van a decir que voy a hablar de la prehistoria, de una prehistoria que era feliz, un tiempo en que todos mis amigos venían a mi casa y tirados en el patio jugábamos al Bancario o al War. Y sin saber que estábamos metidos en una guerra mundial por dominar el mundo con nuestros ejércitos, al menos podía disfrutar del enojo de Ernesto o del enojo de Fabián cuando desparramaban todas las fichas porque su imperio estaba a punto de disolverse. Ahora, esa era que describo, prehistórica por cierto, ¿qué pasó? Adivine…desapareció! y que tenemos ahora? Ahora tenemos el Counter-Strike y los juegos en red. Fascinante! El mundo que nosotros construimos, con el cual nos mimetizamos, en donde se educarán nuestros hijos es un simulacro del mundo, en definitiva, una clonación del mundo real. Por cierto, mucho más real y divertido que el real mismo. En realidad hablar de real ya no tiene sentido. Nuestros hijos se educarán mandando mensajes de texto y jugando al Counter-Strike. Ahora si, nada de fatalismos, nada de museos, nada de historia del arte, nada de reflexión, nada de nada, hay que divertirse con pantallas. Esto si que es real world! Hiperreal, fascinante! Pero no seamos ingratos con la pantalla que nos da todo, y no nos olvidemos de darle nosotros también algo a la pantalla. Las tecnologías de la comunicación y las redes le permiten verlo todo en tiempo real y desde un lugar privilegiado. Tiene cara y gesto del actor a distancia de privilegio, músico, artista, etc. La cara de Jagger a 30 centímetros, hasta asusta un poco, no? Mejor la pantalla! ¿Cuál es el dato que puede ser interesante de todo esto? Que esta realidad instalada de ladesaparición se combina fatalmente con la aceleración del tiempo histórico, con lo cual el coctail es más fuerte que cruzarse en el cable haciendo zapping, al propio Tom Cruise en la película del mismo nombre.

Desaparición y aceleración es una bomba de tiempo! Pero la aceleración del tiempo histórico ya es una idea obsoleta, ¿por que? Porque a esta altura de los acontecimientos, la historia ya no existe. Vivimos, como no se cansa de recordarnos Virilio, la velocidad excitante del presente continuo. Todo es presente constantemente y todo desaparece constantemente. En el medio, usted frente a una pantalla, y otra, y otra, y otra….no quiero exagerarle, pero si usted cree que en la vida cotidiana está muy lejos de Matrix, lo invito a que lo piense dos veces. El mundo se ha vuelto espectacular, fascinante, excitante, acelerado y en desaparición. Estos adjetivos que son solo algunos de los actuales, justifican que usted esté hoy no sólo feliz y sonriente frente a una pantalla, sino que tenga un stress feliz y justificado. De todos modos, lo que debe interesarnos, es cómo hacemos para crear más pantallas, otras, mejores que las actuales. Dejemos los mensajes de texto que pronto desaparecerán, y no en el sentido de que no existirán más, no! Desaparecerán en el sentido de que se volverán naturales y cotidianos como la taza de café que tiene sobre el escritorio y gracias a la cual hoy pudo comenzar el día.

Las pantallas son el tema central, hay que comprenderlas y mejorarlas. Eso será comunicarnos más y mejor. Ese es el punto clave. Y se está logrando. Así que piense; piense en la pantalla porque pronto desaparecerá! Y no en el sentido de que no estará más, sino en el sentido de que pronto estaremos viviendo dentro de ellas. Luego de este paseo por la actualidad y acerca de las satisfacciones que el mundo nos ha preparado, solo falta el último gran paso. Que las pantallas del PC conviertan en Disneylandia al mundo que nos presentan día a día. Cuando lo hagan vivir realmente, cuando se vuelquen a vender seducción en la pantalla, es decir, cuando el software no sea un padecimiento sino un espectáculo y un disfrute más de la vida, entonces el mundo habrá quedado clausurado en un éxtasis perpetuo y ese es o debe ser, el próximo desafío.