La empresa uruguaya e Internet 2003

Si bien se asume la llegada de la modernidad como una etapa inevitable del desarrollo positivo del mundo, también es comprensible el que eso haya traído consecuencias positivas y negativas para la humanidad. Tal es así, que hoy el hombre se cuestiona si aún tiene asegurado un rol protagónico en el devenir del mundo o si es que los fenómenos tecnológicos a los que ha venido acudiendo, como los intentos por la clonación humana, la tele-presencia o el traje de datos, tarde o temprano lo sacarán de ese trono, de ese pedestal en el cual se ha instalado en el siglo veinte.

A la luz de esto, y puesto que le encuentro semejanzas razonables, me parece plausible, argumentar que detrás del diseño informático hay un trasfondo de raíces no inocentes que retoman de alguna manera la figura principal del planteo de la modernidad. Es desde ese lugar que propongo un nuevo debate acerca de la cuestión de la interacción amigable entre la informática y el gran público.

Argumentar que detrás del diseño informático hay un trasfondo de raíces no inocentes que retoman de alguna manera la figura principal del planteo de la modernidad.

Si el diseño del PC fuera interactivo, amigable y fácil de usar, entre otras cosas estaríamos asistiendo claramente a una democratización generalizada de la tecnología informática. ¿Deberíamos entender de que esto no fue así simplemente por una cuestión de un conjunto de apologistas que simplemente no pensaron en el usuario, es decir parafraseando al maestro «sobrevivientes», o será quizás que todo cuanto padecemos en los PC’s actualmente tiene otras complejas razones que sería saludable investigar?

Por ahora, sin entrar en cuestiones filosóficas, surge una pregunta que es casi un deseo: ¿Podrán ser las computadoras un día tan simples para los usuarios como lo son hoy la TV, el DVD o el automóvil? ¿Se habrán olvidado en el diseño matricial del PC de haber pensado uno exclusivo para informáticos y uno análogo más amable, más práctico, más intuitivo, más seductor exterior–interiormente exclusivo para el público de masas? ¿Deberíamos descartar un proyecto de reingeniería que sea capaz de crear un PC que sirva como utilitario para usuarios y que contenga la misma complejidad que manejar un automóvil?

Bien miradas las cosas, da la impresión de que todo será de ahora en más y para siempre puros parches, puras prótesis que nunca terminarán de curar la enfermedad sino que solo le darán calmantes.

La interacción imposible: esta película ya la vi

«Perdónenos señor usuario, luego de años de desarrollo informático nos hemos dado cuenta que usted existe y que nos interesa mucho como cliente, le hemos armado un sistema operativo de lindos colores y le hemos puesto especialmente pensando en usted Windows CE, le gusta?» Estos intentos de Microsoft por rescatar o seducir al usuario perdido son peores que los botones de skip en las presentaciones en flash.

Las mayores quejas que ha recibido la modernidad se parecen mucho a la metáfora Microsoft.

Las mayores quejas que ha recibido la modernidad se parecen mucho a la metáfora Microsoft. Ha creado la enfermedad y luego a la luz de esto, como evidentemente no existe una cura, tuvo que crear parches, hubo que tratar de enmendar la modernidad con prótesis que no han hecho más que mostrar decadencia. Allí el desarrollo tecnológico, allí la disuasión, allí la sociedad de masas, allí la subjetividad, allí el relativismo, allí la crisis sociales, económicas, políticas, allí los calmantes, los parches, allí los psicólogos, los sociólogos, todos los ologos, para tratar de calmar, explicar, dar cuenta de las prótesis de la modernidad. El mundo hiper-especializado, inconmensurable, millones de personas hiper-comunicadas, totalmente aisladas unas de las otras: modernidad.

Aún si no supiera de que se trata cuando me explican que si quiero producir mis cortos de ficción en la computadora necesito un «Pentium IV» con al menos «512 mb de ram», si alguien fuera lo suficientemente astuto para empaquetar un producto y vendérmelo como si fuera un lavarropas, yo no tendría que salir a preguntarle a mi amigo Diego (que hizo un curso de reparación de PC’s) de que se trata toda esa nomenclatura técnica. Si por ejemplo, supongamos que un individuo se da cuenta de que su VW Gol año 94 ya no lo fascina como antes, basta mirar los diseños de automóviles actuales para ser seducido inmediatamente cualquiera sea su perfil de consumidor. Ahora bien, ni siquiera esto ha hecho bien la informática. ¿Existe en la tierra algo de tan poca armonía en las formas como un PC? Dentro de todo Steve Jobs tuvo el tino de darse cuenta de esto. Ahora al menos si usar la Mac se vuelve algo imposible, al menos el gesto estético de Apple lo reconozco y puedo transformar mi PC en un adorno para el living.

¿No parece Microsoft el emblema de una figura moderna? No es inocente el que haya elegido la palabra parche para nombrar el calmante de la enfermedad de la modernidad. Un planteo inocente argumentaría que todavía hay tiempo de cambiar. Que se podría llamar a la ergonomía, a los diseñadores, que habría posibilidad de levantarse en armas contra el poder hegemónico que está tomando este nuevo Frankenstein idolatra de la máquina pero, ¿estamos a tiempo?

¿No existirá manera de lograr convertir la tecnología, el software, en un elemento tan fácil e intuitivo como un Televisor, un DVD o un automóvil? Será acaso una de las razones el que estos últimos hayan invertido el doble de tiempo en pensar el diseño o habrá sido que la forma matricial de haber pensado Windows, donde la parte que debería ver el usuario se contamina con la parte que debería estar oculta están mezcladas, y le proporcionan al usuario gratuitamente (parafraseando a Freud) un malestar endémico en la informática?

Es como si para salir a pasear por la rambla un domingo a la tarde con mi auto, debería tener que editar el alternador o configurar la tapa de cilindros.


Es como si para salir a pasear por la rambla un domingo a la tarde con mi auto, debería tener que editar el alternador o configurar la tapa de cilindros porque «así está diseñado». Y el argumento de BMW sería ¿Usted compró un auto? Bien, entonces deberá hacer un curso de mecánica si quiere usarlo. Es que el diseño de los PC’s, ha logrado de forma excelente, impensada para muchos, contaminar el ambiente del usuario con el ambiente de los informáticos. Lo que en los electrodomésticos convencionales queda siempre oculto y solo es accesible por el famoso «técnico», en el diseño informático queda a la vista de todo el mundo. ¿Es completamente inocente, es simplemente de puro apologistas que las corporaciones, el monopolio transnacional haya hecho que los PC’s tengan el diseño que tienen?

Daría lo que fuera por tener en mi PC utilitarios intuitivos, solo los que necesito y no quisiera tener que acceder a la configuración del artefacto.

Daría lo que fuera por tener en mi PC utilitarios intuitivos, solo los que necesito y no quisiera tener que acceder a la configuración del artefacto. Cuando tenga problemas, llamaré al técnico. Allí donde debería tener exclusivamente elementos para trabajar que se asemejaran a la facilidad de un teléfono celular, tengo que resolver problemas de configuración constantemente. ¿Por qué tenemos que aceptar esto sin más?

Las prótesis de la modernidad

Creo que también debemos aceptar otra cosa que la Modernidad se ha ensañado en inculcarnos silenciosamente. Aquello que sale en la Televisión o aquello que se ve en los carteles de la vía pública, o aquello que aparece como desarrollo de la «ciencia», tiene automáticamente el signo y la licencia de «verdad absoluta, indiscutible e irrefutable». Es decir, lo recibimos y lo entendemos como si estuviera testeado por la cátedra de Epistemología de la Facultad de Humanidades. No está constituido por un saber científico (o será tema de debate) y si aún lo estuviera, aún así pueden tranquilos los usuarios aprender a quejarse.

¿Debemos esperar que todos los diseños como lo fueran el fax, el teléfono celular o el PC, los cuales se constituyeron en estándares mundiales, hayan sido diseñados por un elegido?

Eso nos ha inculcado la Modernidad, aquello que posee publicidad masiva, que ha logrado crear un efecto de ciencia, se constituyen en elementos con una licencia de verdad tan grande que se vuelven indiscutibles. Claro, desde este punto de vista ¿qué usuario podría criticar semejante cosa? ¿quién podría pensar que tras el diseño matricial de Windows hay un trasfondo ideológico? ¿Cómo podrían venderte parches sino contaminan la interfaz? A la vista de esto, el televisor por ejemplo tiene un inconveniente. Compro uno y me desentiendo del problema al menos por cinco años. Si Bill Gates hubiera sido el elegido para diseñar los televisores, hoy más que un silencioso y perverso intruso metido en mi habitación, tendría un artefacto que me pediría mil explicaciones antes de dejarme ver mi serie favorita: «Los Soprano».

Puede que los diseños estén influídos de lo ideológico y allí tenemos la distorsión, también puede que no sea estrictamente así. Sea como sea, no tenemos un diseño (como sería adecuado) a la manera de una racionalidad natural. ¿No es acaso el sistema de parches de Windows algo premeditado? ¿Debemos esperar que todos los diseños como lo fueran el fax, el teléfono celular o el PC, los cuales se constituyeron en estándares mundiales, hayan sido diseñados por el elegido, por aquella persona racional, que es capaz de ver, de tener acceso al orden matemático que existe en la naturaleza y plasmarlo en el diseño de un elemento como un PC? Quizás la voluntad de esos sujetos «elegidos» estuvo allí, o quizás no, quizás había manera de hacerlo a la manera del orden natural, pero quizás nos estamos olvidando que en el medio, entre Platón y Bill Gates sucedió algo que lo cambió todo, el desarrollo de un orden que cambió al mundo, que trajo la fase irreversible que hoy padecemos-amamos-habitamos: la modernidad.