El mundo como aldea global

Que es la distancia

La noción de distancia tiene múltiples acepciones, y antes de ver las consecuencias de la misma en la economía, es necesario ponerse de acuerdo en lo que entendemos por el termino distancia. Consideremos entonces distancia, como el efecto combinado que la distancia material y los medios de comunicación imponen en el traslado de bienes o información de un punto a otro. Dicho de otra forma, dada la distancia geográfica entre dos puntos, el desarrollo de la tecnología determina el efecto de esa distancia geográfica para el traslado de bienes e información, y para el intercambio económico de los mismos.

No es homogéneo el desarrollo de los medios de comunicación y transporte para los distintos tipos de bienes y servicios, y para la información. Volumen, peso, necesidades específicas de frío, aislamiento, bienes perecederos, atributos de los servicios, relación precio del producto/precio del flete, hacen que un mercado pueda ser más extenso para un determinado tipo de bienes y más reducido para otro.

Desde el punto de vista del desarrollo económico, la noción de distancia es determinante. En la medida en que la tecnología no provee medios para comunicar dos puntos en un período de tiempo razonable o a un costo viable, entre ellos no habrá intercambio económico. De este modo, la noción primaria de mercado, está asociada a la noción de distancia, dado que esta última es quien determina el tamaño geográfico del primero. El mercado alcanza hasta las barreras que las comunicaciones imponen a los bienes y servicios que se intercambian, así como la jurisdicción militar antiguamente alcanzaba hasta los Ejidos, la distancia a la que llegaba la bala de un cañón.

Lo que hoy conocemos como segmentación geográfica, una de las formas básicas y elementales de identificación de segmentos/mercados para dirigir su actividad por parte de las empresas, no es otra cosa que la decisión de como la noción de distancia impacta el desempeño de la estrategia de la empresa.

Evolución económica y distancia

Sin aspirar a dar un panorama completo, es conveniente mirar hacia atrás para analizar la relación entre la evolución de la tecnología de transporte y comunicaciones y con ella la evolución de la noción de distancia, y el impacto en la evolución económica.

En el principio de la actividad económica de la humanidad, la distancia estaba dada por la capacidad de movilizarse del ser humano. Las características de la economía tribal, en casi todos los casos autosuficiente, no tenía el intercambio con otras economías como parte intrínseca porque las otras economías se encontraban demasiado «lejos».

La invención de la rueda, junto con la domesticación de animales de carga, así como el dominio de las técnicas de navegación, determinaron en la edad antigua un cambio en la capacidad de las diferentes economías para intercambiar bienes basados en la reducción de la distancia entre ellas.

Este status, se mantuvo relativamente invariado hasta la aparición del tren, impulsado por la máquina de vapor. La capacidad de transportar grandes volúmenes de mercancías, en una forma segura, rápida y económica, a grandes distancias, permitió un incremento gigantesco del intercambio comercial entre los distintos mercados. El cambio es tan grande que impacta no solo en la economía, sino a lo largo y ancho del entramado social. Es un buen ejemplo de esto la eliminación en Inglaterra de las aduanas entre los condados. El condado es hasta ese momento una unidad económica y controla a través de las aduanas en sus fronteras la entrada y salida de bienes y los impuestos que estos bienes deben pagar. El condado tiene en promedio unos 50 km de radio, distancia razonable si se lo recorre a caballo, pero que no concuerda con la capacidad de transporte del tren, que desplazándose en el orden de las decenas de kilómetros por hora, y sin necesidad de parar a descansar, encontrará una aduana cada un par de horas.

La aparición del telégrafo tuvo un impacto significativo: fue el primer medio de comunicación que permitió enviar información de un punto a otro independientemente del envío del medio que la contiene. Hasta ese momento, la velocidad de traslado de información estaba determinada por la velocidad de envío del medio físico que la contenía, y en general podemos afirmar que era equivalente el traslado de información al traslado de bienes físicos. El telégrafo separa la información del medio que la contiene y la envía, por primera vez en forma confiable y segura, a largas distancias en forma casi instantánea.

Cual es el impacto de la aeronáutica, la radio, el automóvil y el motor de combustión interna, la comunicación satelital, la cámara de frío, etc. escapa al alcance de esta nota, pero lo que es necesario destacar es que son parte de una evolución continua que determina que nuestro planeta sea cada vez más pequeño, no porque se achique, sino porque cada vez la distancia tiene menos impacto en la economía, más productos se hacen transables a la distancia, los mercados son geográficamente cada vez más extensos.

La hora de Internet

A partir del desarrollo comercial de Internet, transcurrido durante los últimos 7 u 8 años, se ha incrementado la capacidad de transportar información de mejor calidad, a mayor velocidad y en mayor volumen, de tal manera que desde el punto de vista del intercambio de información, la distancia prácticamente no existe.

A diferencia de otros medios de comunicación, Internet no tiene ningún agente económico que la controle y que pueda inclinar la balanza en su favor. También es capaz de trasladar prácticamente cualquier pieza de información, a velocidades que para la mayoría de las transacciones económicas pueden considerarse instantáneas y a costos prácticamente despreciables, que además no dependen de la distancia geográfica. Es además accesible para cualquier agente económico y no solo para algunos, tanto para enviar información como para recibirla. Desde el punto de vista de la información, el mundo es hoy un solo mercado.

La inercia de los actores económicos, el impacto en los marcos legales tanto locales como globales, y una lista muy larga de otros elementos, hacen que recién hayamos visto el comienzo del impacto de esta nueva realidad. Pero la conformación de un mercado único y global no es un designio de una parte de la humanidad, ni de un país, ni de un sector político, ni de un grupo de poder económico. Es el resultado natural de decenas de miles de años de desarrollo de la humanidad, en aras de conseguir trasladarse a si mismo, a sus bienes y a la información de una forma cada vez más rápida, más segura y más económica.

Es imprescindible discutir como se van a repartir los beneficios y como se van a minimizar los impactos negativos que este proceso pueda tener, tanto en lo económico, como en lo político y social, pero intentar detener el proceso que hace que mercados y personas estemos cada vez más cerca, en un mundo que se nos hace cada vez más pequeño, no es otra cosa que intentar detener el avance de la humanidad.