Pequeños paquetes que se compran por Internet

EC – Vamos a dialogar ahora con el ingeniero Daniel Mordecki, docente del diploma en e-business de la Universidad ORT y especialista en comercio electrónico.

¿Qué piensa usted del nuevo marco regulador que se aplica a las encomiendas de menos de 50 dólares?

DANIEL MORDECKI:
Tal vez lo más importante que hay que decir es, creo, que no es que las respuestas estén mal sino que las preguntas están mal planteadas. Nosotros tenemos una oportunidad-país única, una ventana de oportunidad en el tiempo que nunca habíamos tenido, que hace que el tamaño de Uruguay no importe, que no importe que no tenga recursos minerales, petróleo o algún otro beneficio natural. Nuestro nivel comparativo con la región de capacidad educativa, etcétera, nos beneficia y nos focalizamos en poner alguna barrera, algo que adormezca, un sedante que nos calme los problemas y las urticarias que nos surgen de la competencia con el exterior. En realidad estamos enlenteciendo nuestra velocidad de desarrollo esquivando los problemas. La previsión es que dentro de 10 años vamos a empezar a reclamar medidas que nos den tiempo para reconvertirnos, porque en nuestro momento no tuvimos la visión para hacerlo. No hay que discutir si son 50, 70 o 30 dólares, sino que hay que plantearse cómo vamos a cambiar estratégicamente la posición de Uruguay para aprovechar esta ventana de oportunidad que se termina en el momento en que el comercio electrónico se consolide. Se va a consolidar, porque las cosas en el mundo pasan.

EC – El marco legal en los demás países del mundo, ¿es de apertura total a este tipo de mercado?

DM – En lo que tiene que ver con pequeños paquetes hay consenso en cuanto a que esto no se puede frenar. Veamos el ejemplo de los discos. Creo que las empresas que comercializan discos tienen un problema mucho más grave. Si se sube las barreras de entrada la música va a entrar en formato digital, o sea que el costo de bajar un disco por Internet va a ser competitivamente mejor y se va a trasladar a un mercado que pueden controlar aún menos.

EC – Usted se refiere a la posibilidad de bajar un CD a través de Internet vía MP3, por ejemplo.

DM – Sí. Ahí usted tiene dos actitudes. Una es frenar la entrada de discos compactos desde el exterior. La productora más importante del mundo de CDs y de música, que se llama Universal, acaba de comprar MP3.com, está buscando la forma de entender cómo la tecnología impacta en su negocio para tratar de definir una nueva estrategia comercial que se base en eso, no está tratando de frenar la realidad. Por supuesto hay juicios, hay todo un problema legal.

EC – Sí, porque MP3 comenzó a utilizarse permitiendo bajar un disco directamente gratis. Eso ahora está quedando por el camino.

DM – No es un problema fácil de resolver, pero yo quiero señalar la diferencia entre quien analiza el problema y trata de buscar soluciones de fondo y quienes ponen sedantes y únicamente logran adormecer. Eso de decir «vamos a dar oxígeno, vamos a dar un tiempo para que las empresas aprendan», no va a pasar, nunca pasó.

EC – ¿Qué dice usted del caso concreto de CD Warehouse o Palacio de la Música, que recién escuchábamos, que se ven seriamente afectados por esta competencia y entienden que pueden llegar a cerrar sus locales o buena parte de ellos y terminar operando desde afuera vía Internet?

DM – Es bien claro que eso no se va a resolver frenando la entrada a Uruguay de pequeños paquetes. El problema está mal planteado. Hay un problema de competencia; hace 20 años nadie sabía cuánto salía un disco en Estados Unidos, hoy cualquier persona en Uruguay sabe que un disco en el exterior vale la mitad de lo que vale en el país. Si es un problema impositivo, si es Agadu, para el cliente es en cierta medida secundario. ¿Cuál es la solución? ¿Desplazar el problema y que en vez de que queden sin trabajo los que venden discos lo hagan quienes traen paquetes? ¿Eso es el punto que estamos discutiendo? El problema es cómo reconvertimos la producción discográfica nacional para generar un valor agregado que nos permita competir con los productos uruguayos en el exterior, y en vez de vender 300.000 discos en Uruguay vender 600.000 en el exterior, crecer un 100% y hacer que la industria sea viable a largo plazo.

EC – No es la idea de este espacio desarrollar una polémica, pero quiero dar una oportunidad a Marcelo Felder de un último comentario después de haber escuchado los argumentos de Daniel Mordecki.

Marcelo Felder – Obviamente que a partir de Internet la gente pudo darse cuenta de que un disco vale mucho menos en el exterior que en Uruguay, como también se puede haber dado cuenta de que un equipo de DVD que hoy día en el exterior vale 180 dólares en Uruguay vale 400 dólares. El pecado del disco es que la relación costo/volumen es baja y es atractivo para ser traído desde el exterior por esa medida que contemplaba compras menores a 50 dólares.

EC – Pero Mordecki dice que el problema, para el caso de los discos por lo menos, termina siendo inexorable, que está la otra competencia, la del MP3, etcétera.

MF – Eso no es lo que se está discutiendo hoy; hoy se está discutiendo si se cobra impuestos o no a los artículos físicos que están entrando al país. La Aduana grava los artículos físicos y al comprador que hoy compra música clásica no le interesa tener un archivo de MP3, le interesa tener el disco físico en su casa. El problema es hoy, con el artículo físico, no el futuro con los archivos digitales. Eso puede llevar tres, cuatro, cinco o hasta 10 años. La discusión de hoy es si los artículos físicos que vienen del exterior deben ser discriminados en relación a lo que es una empresa debidamente establecida. Eso es lo que realmente hay que definir y cuáles son las reglas claras para que de una vez por todas yo pueda definir si me quedo acá o si Palacio de la Música, en vez de estar en 18 y Paraguay, va a estar en la Avenida Collins.

EC – ¿Usted comparte el tipo de trabas que se ha impuesto ahora? Porque no es solamente un impuesto sino todo un trámite de importación.

MF – De ninguna manera. Sostengo y soy un férreo defensor de la libertad de importación y de la apertura comercial. Si una persona no quiere ser atendida por alguna empresa local me parece que tiene todo su derecho, que es justo y que hay que permitirlo siempre. Yo vuelvo a insistir en la equidad: si las empresas locales tienen que pagar, el que quiere traer un disco del exterior que pague los recargos, que se le facilite que pueda pagar lo mismo que pagan las empresas establecidas en Uruguay, para poder acceder a ser atendido desde el exterior, obviamente con un costo similar al que le sale en Uruguay, tal vez menos o tal vez más, pero que por lo menos partamos de la misma base impositiva. Nosotros estamos pagando impuestos.

EC – Pero usted aboga por un mecanismo más sencillo que el que se ha impuesto porque se ha tenido que recurrir a un decreto de 1991.

MF – Sí, nuestro ánimo no es trabar la traída por courier de mercadería del exterior, simplemente buscar un sistema equitativo.

EC – Usted hablaba del caso de los discos, pero la discusión se da de manera similar a propósito de los libros también.

MF – Yo no manejo el tema libros.

EC – Libros que efectivamente en Uruguay no se consiguen, libros especializados, académicos, que determinados sectores de la población han encontrado la vía para conseguir trayéndolos a través de este mecanismo.

MF – Lamentablemente no le sabría decir si existe en Uruguay un mecanismo de encargue de libros desde el exterior. Tal vez sí, tal vez no, no es mi rubro. Yo le puedo agregar que desde el exterior nuestra operativa no va a quedar limitada a discos sino que va a abarcar la electrónica. No olvide que hoy en día cualquier discman en el exterior vale menos de 50 dólares, mientras en Uruguay siguen saliendo 100 dólares. Tenemos que ver bien claro a dónde vamos a ir, pero vamos a incorporar la venta de electrónica hacia Uruguay desde el exterior.

EC – Terminamos con Daniel Mordecki. A propósito de lo que acaba de escuchar, de los últimos argumentos, ¿qué dice?

DM – Que estemos discutiendo esto quiere decir que no estamos visualizando los problemas de fondo. Nosotros hablamos de reciprocidad, damos los argumentos totalmente contrarios cuando hablamos de las bicicletas con Argentina. Las medidas de reciprocidad nos perjudican mucho más. O sea: si esto es bueno para mí es bueno para los demás, si los demás hicieran esto con nosotros saldríamos perjudicados muchísimo más porque el mundo es mucho más grande que Uruguay. Mi preocupación es que, planteando las cosas así, confundiendo el concepto de música con el pedazo de plástico en el que está y hablando como en la era industrial de la traída de paquetes – estamos hablando de los problemas físicos -, ya hay libros digitales, esto no se puede frenar. Lo que hay que hacer para no lamentarlo dentro de 10 años – creo que los uruguayos estamos acostumbrados a perder la oportunidad y después lamentarnos en muchos órdenes de la vida – es hoy ponerse a trabajar seriamente en estrategias que hagan viable… Eso se está haciendo en muchas ramas. Por ejemplo, en la industria del software no se están lamentando. Hicieron un evento en Punta del Este, el propio gobierno coordinó la preparación de un folleto que muestra cuáles son las ventajas competitivas de Uruguay, están trayendo a la gente, están trabajando para hacer crecer el volumen de exportaciones. Hay que aprovechar las ventajas y no focalizarse en los detalles menores, esto es un detalle menor, que no hace al fondo de la cuestión.

————–
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Julieta Sokolowicz
 

Ver las intervenciones de Margarita Hughes (couriers) y Marcelo Felder (Palacio de la Música y CD Warehouse)