Es cierto, tener una presencia mínima, la típica «página institucional», alojada en un prestador de servicios de Internet es fácil, rápido y de bajo precio. La versión Web del «bueno, bonito, barato». Lo que es dudoso es que esa página sirva para algo. Ese tipo de páginas permanecen invariables en el tiempo, la información que ofrecen o es poca o rápidamente queda desactualizada y entonces hasta puede convertirse en algo contraproducente.
Tener un sitio en Internet se parece más a tener una nueva sucursal en una cadena de tiendas. Cada sucursal necesita su personal, su equipamiento, y su cuota parte de tiempo en las preocupaciones de la mesa directiva.
Tener un sitio en Internet se parece a tener una nueva sucursal en una cadena de tiendas.
El sitio necesita una planificación antes de salir al aire, y un plan de desarrollo una vez que el mismo está «abierto al público». Es posible que necesite un «gerente de local», que probablemente no sea una persona de informática, sino un profesional del área de negocios o marketing. Y, muy importante y muchas veces olvidado, el sitio necesita personal de apoyo. Muchas cosas se automatizan, sí, pero el sitio debe monitorearse, deben contestarse los mails, estudiar qué páginas son las más visitadas, y cuáles no; cuáles son los temas sobre los que los visitantes piden más información, cuáles son los materiales que se bajan (download) con mayor frecuencia.
Y si tenemos actividad proactiva de marketing, con el sitio como uno de los elementos de una campaña de marketing directo, entonces es imprescindible ajustar la actividad del sitio con las demás actividades de la campaña. Esto no es fácil, y puede no ser barato.
Tener un sitio en Internet no es algo sencillo. No es una «tontería». No es un tema para delegarlo en el personal del «centro de cómputos».
Tener un sitio en Internet no es algo sencillo. No es una «tontería». No es un tema para delegarlo en el personal del «centro de cómputos».
Es un tema de estrategia empresarial. Y como tal, sólo por el hecho que los principales ejecutivos de la empresa deben involucrarse, deja de ser un tema sencillo y barato. Y esto es válido para una microempresa familiar como para una gran corporación. Cada uno a su escala.
Es un tema de estrategia empresarial. Y como tal, sólo por el hecho que los principales ejecutivos de la empresa deben involucrarse, deja de ser un tema sencillo y barato. Y esto es válido para una microempresa familiar como para una gran corporación. Cada uno a su escala.
Un dicho popular respecto de los sitios Web dice «lo quiere barato, lo quiere lindo y lo quiere rápido; elija dos». Como creemos que la opción de esperar para tener un sitio bueno no es la mejor (ver documento anterior «la semana que viene«), «rápido» es una de nuestras elecciones. «Lindo», un sitio funcional, que sea agradable al usuario, parece estar «en la tapa del libro». ¿Alguien desearía que su tienda fuera un lugar feo? Tampoco su sitio Web. Así que por el camino se nos quedó lo barato.
Es cierto que quienes somos impulsores de Internet decimos que entrar es barato. Es cierto eso, el primer paso es barato. Pero no debe ser el último. Es más, entrar en Internet significa adoptar un camino que posiblemente no tenga fin en la medida que la empresa continúe existiendo.
Y en todo caso, hacer las cosas en Internet es mucho más barato que por otros medios. Desde ese punto de vista, en comparación con otros medios de comunicación, es mucho más barato.
Compare, por ejemplo, lo que cuesta intercambiar un documento entre dos empresas: enviarlo por un correo certificado o privado, y posiblemente algunas llamadas telefónicas para confirmar la recepción, etc. Ni pensemos si es necesario contestarlo con otro documento. Piénsese en los costos involucrados: desplazamiento de cosas, de personas, riesgos de pérdidas, de que se hagan copias no autorizadas, llamadas telefónicas …. no se olvide de sumar nada. Y compare eso con una comunicación de computadora a computadora, provistas de firmas y certificados electrónicos, perfectamente confiables y más seguros que sus equivalentes de papel.
Parecería, entonces, que estamos advirtiendo a las empresas para que no entren a Internet, porque esto no es algo fácil ni barato. NO.
Lo que queremos es que las empresas se incorporen cuanto antes a esta revolución, conscientes del esfuerzo necesario. Conscientes del grado de compromiso ejecutivo necesario en la empresa para llevar adelante el proyecto. Y allí sí, el mismo puede tener alguna probabilidad de éxito. Es común escuchar historias de fracasos en Internet. Los fracasos son moneda corriente en el mundo empresarial (con o sin Intenert). Pero como este es un mundo nuevo, y en sus primeros años atrajo a muchos aventureros deseosos de hacer dinero rápido (ver «Al fin se pinchó el globo«); es lógico que en algún momento haya muchos fracasos. Lo que buscamos es evitar que eso suceda, por seguir estrategias equivocadas. Y una estrategia equivocada, posiblemente la más común sea la de decidir no tener un sitio Web activo, actualizado, que agregue valor a los visitantes cada vez que llegan a él. Ese es el secreto para lograr un visitante en el sitio que se transforme en un cliente asiduo y satisfecho, fiel y rentable. Y eso no se consigue ni fácil ni barato